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Sobre esta publicación

El testimonio de un cura que practicó exorcismos con autorización de la

Iglesia católica durante más de treinta años.

«Soy un cura exorcista. Enfrento con frecuencia al diablo y lo conmino a

abandonar esos cuerpos que decidió poseer. Lucho contra el demonio. Es

una tarea muy pesada, que representa un esfuerzo que supera los límites

conocidos como "humanamente posibles". Es el combate de un humano contra

las fortalezas más antiguas del Universo. La mía, queda claro, no es una

actividad sencilla».

¿Cómo se reconoce a un endemoniado? ¿Por qué el diablo elige a

determinadas personas como sus víctimas? ¿Cómo se lleva a cabo esta

práctica que los exorcistas ortodoxos realizan desde hace quinientos

años?

El Padre Carlos Mancuso es una persona común y corriente con una

ocupación extraordinaria: está autorizado por la Iglesia Católica para

practicar exorcismos. Cada vez son más las personas que lo consultan

consternadas por situaciones extrañas que los tienen como protagonistas.

Acostumbrado a ser un referente en la materia, lo convocan de distintos

países del mundo tanto para realizar su praxis como para dar seminarios

dentro y fuera del ámbito eclesiástico.