

El gran teatro del mundo
Carrión Gutiez, Manuel, de la Barca, Calderón
Explora El gran teatro del mundo, una obra que invita a reflexionar sobre la vida, la muerte y las obras del alma. De Manuel Carrión Gutiez y Calderón, publicada por Century Carroggio, te sumerge en un drama religioso lleno de enseñanzas. ¿Te atreves a descubrir su mensaje profundo?
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Detalles
ISBN: 9788472545847
Editorial: Century Carroggio
Género: Drama > Religioso y litúrgico
Fecha de edición: 15-01-2025
Sobre esta publicación
El Autor dice al Mundo que desea una representación, asignando los papeles entre los personajes. Les dice el título: "Obrar bien, que Dios es Dios"; les advierte que se juegan mucho y que él valorará la calidad de su representación. El Mundo los ayuda a disfrazarse. Los personajes son: Rey, le da corona; Hermosura, un ramillete; Rico, le da joyas; Discreción, cilicio y disciplina; Niño, nada; Labrador, un azadón; a Pobre lo deja desnudo. El Autor, juzga la representación. Hermosura y Discreción chocan en su modo de ver el mundo. Nadie le da nada al pobre, que pide, excepto la Discreción. Cada uno cuenta lo que imagina. El Rey pide sabiduría para reinar bien; se acaba su papel y ha de ir por la puerta del ataúd, pues a la de la cuna no puede regresar; se arrepiente; una Voz les advierte del fin de sus vidas. Luego la Hermosura; se ve bella para siempre, pero se acaba su papel; se arrepiente de sus vanidades. El Labrador primero está orgulloso de su trabajo; luego se arrepiente de sus faltas. El Rico se muestra codicioso y acaba su representación de mala gana; el Pobre, todo lo contrario. La Discreción ya estaba apercibida y dice que abandona de buena gana. Se acaba la representación. El Mundo les quita los adornos que les dio, pues ya no los necesitan. La Hermosura dejó todo en la sepultura; no tiene nada que dar. Quita las joyas al Rico; el Pobre nada tiene y se alegra; el Niño tampoco tiene nada. La Discreción se va con sus buenas obras y virtud, pues no se las puede quitar. El Autor llama a los actores. Pobre y Discreción se sientan con él a una mesa. Manda al purgatorio al Rico, al Rey y al Labrador. También al Niño. Perdona a Hermosura y Labrador, que suben a su mesa. El Rico, al infierno; el niño, al purgatorio. Los salvados alaban al Señor y se congratulan de su suerte.